1.6. Galton y las mujeres

Pasemos ahora a algunas consideraciones de Galton acerca de las mujeres. Después de lo que hemos visto sobre las razas, no debería sorprendernos que su opinión sobre las mujeres fuera marcadamente negativa y, en cualquier caso, muy inferior a la que tenía sobre los hombres. Esta infravaloración, cargada de prejuicios, la refiere a múltiples cualidades: “Como regla, he encontrado que los hombres tienen unos poderes de discriminación más finos que los de las mujeres, como la propia experiencia de todos los días parece confirmar […]. Las mujeres distinguen muy raramente los méritos del vino en la mesa, y aunque la costumbre permite que presidan la mesa del desayuno, los hombres piensan que no tienen demasiado éxito a la hora de preparar el té o el café”.
Cuando hace referencia a las características del carácter que él cree propias de las mujeres utiliza valoraciones semejantes a las usadas al referirse a los negros, tratando de sustentarlas en los efectos de la selección natural (o sexual):

"Una notable peculiaridad del carácter de la mujer es que es caprichosa y coqueta y es menos sincera que el hombre. Sucede lo mismo con la hembra de cualquier animal en la época del apareamiento, y caben pocas dudas sobre el origen de la peculiaridad […].
La disposición cambiante de las hembras en cuestiones de amor es tan evidente en las mariposas como en el hombre, y debe haber sido favorecida de forma continua desde los primeros estadios de la evolución animal hasta el presente […]. Coquetería y capricho se han convertido, en consecuencia, en una herencia del sexo, juntamente con una cohorte de cómplices debilidades y mezquinos engaños que los hombres han llegado a considerar como aspectos venales, pero también amables de las mujeres que no podrían, sin embargo, tolerar en sí mismos”. Francis Galton


De acuerdo con estos puntos de vista, y también en consonancia con los prejuicios sociales de la época que Galton compartía ampliamente, para sus fines eugenésicos seleccionará entre las mujeres características tales como gracias, belleza, salud, buen carácter, habilidad doméstica, etc., y sólo en un segundo plano se refiere a valores intelectuales. De hecho, dado que en aquella época la presencia de mujeres en puestos destacados del mundo de la política, de la judicatura o de otras profesiones consideradas ilustres era prácticamente nulo, estarán completamente ausentes de sus listas de personajes eminentes. Únicamente tendrá en cuenta la contribución de la mujer a la herencia del talento desde un punto de vista negativo, al considerar que las cualidades de éstas pueden neutralizar en los hijos las dotes extraordinarias de los padres varones:

"Es un hecho que no puede negarse, pero tampoco darle demasiada importancia, el que los hijos de hombres de genio tienen frecuentemente un talento mediocre. Las cualidades de cada individuo se deben a la influencia combinada de sus dos padres; y las cualidades extraordinarias de uno pueden haber sido neutralizadas, en la descendencia, por las cualidades opuestas o defectuosas del otro”. Francis Galton

«Todos los débiles mentales son, al menos en potencia, criminales potenciales. Que cualquier mujer débil mental es una prostituta potencial es algo que nadie discutiría. El sentido moral, al igual que el sentido para los negocios, el sentido social o cualquier otro proceso de pensamiento elevado, es una función de la inteligencia». Francis Galton

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