1.9. El laboratorio de Galton y el estudio del pedigrí humano

Galton diseñó un programa claramente eugenésico en su ensayo de 1873 para el Frazer´s Magazine “Mejora hereditaria”. Concibió el establecimiento de un banco de datos sobre el pedigrí de las personas que permitiese determinar los individuos “más notables desde el punto de vista de su herencia”. Después de un par de generaciones de selección artificial, “el número de familias de sangre verdaderamente fuerte” se levantaría para convertirse “en una potencia”. A medida que se multiplicasen “las personas de buena sangre, los menos dotados comenzarían a decaer en cualquier caso en el que entrasen en competencia con ellos (es decir, con los de buena crianza), exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen ante las superiores”. Los inferiores serían tratados “con total amabilidad” siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, “tales personas serían consideradas enemigos del Estado, y habrían así renunciado a cualquier pretensión de trato amable”.
En los años posteriores nuestro científico desarrolló una intensa actividad en torno al estudio de la herencia, recabando datos a partir, por un lado, de experimentos con guisantes y por otro, tomando medidas antropológicas de todo tipo. La antropología, las mediciones antropológicas, podían permitir resolver uno de los problemas más arduos con los que se enfrentaba su doctrina eugénica: la selección de los más aptos y la eliminación o control de los ineptos, de los sectores peor dotados dentro de cada clase social, de los enfermos y de los pobres vagabundos. Para identificar ciertas taras familiares era necesario hacer historiales, estudiar la historia de enfermedades y taras de cada familia. Pero además, era necesario buscar la posibilidad de identificar características físicas que representaran grupos sociales indeseables. Ambos tipos de trabajo, los estudios hereditarios en semillas de guisantes y las mediciones antropométricas, le permitieron desarrollar las técnicas de cuantificación, técnicas que, como ya hemos indicado, consideraba imprescindibles para el análisis de datos. Pensaba Galton que la estadística debía utilizar las matemáticas, la teoría de las probabilidades, e ir más allá de la simple comparación de medias. Hemos dicho ya que introdujo en Inglaterra el uso de la “Ley de error”, utilizando la curva de Gauss para estudiar la distribución de la población, uso completamente innovador de una curva que se había hecho para estudiar y valorar el error en las mediciones. Sus trabajos, el análisis de sus datos, fueran estos obtenidos por mediciones de tamaños de guisantes, por mediciones de estaturas humanas o por el estudio de los colores de ojos, le condujeron al hallazgo de unas nuevas relaciones entre variables. Por un lado, encontró que se producía, en los caracteres de los hijos, una “regresión” hacia los valores de la media de la población, aunque los padres fueran superiores a esa media, relación de “regresión” o “reversión”. Por otro, intuitiva y gráficamente – confirmado después matemáticamente – encontró la forma de estudiar la relación posible entre dos variables independientes, de medir de alguna manera sus posibles influencias recíprocas.
Durante las décadas setenta y ochenta Galton recolectará gran cantidad de información de todo tipo, en parte enviando encuestas a particulares y médicos – bscando datos familiares – y en su mayoría aprovechando la Internacional Health Exhibition (Exposición Internacional de la Salud) realizada en Londres en 1884. En esta muestra, a la acudieron miles de personas, montó Galton un Laboratorio Antropométrico, “para la medida, de diversas maneras, de las facultades y formas humanas”. Las finalidades expuestas en el anuncio del laboratorio eran: “1. Para el uso de aquellos que deseen ser medidos de diversas maneras con exactitud, y también para conocer a tiempo defectos remediables del desarrollo, o para conocer los propios poderes. 2. Para guardar un registro metódico de las principales medidas de cada persona, del cual podrá, con algunas restricciones razonables, obtener en el futuro una copia. Se pondrán en el historial sus iniciales y fecha de nacimiento, pero no su nombre. Los nombres se registrarán en libro aparte. 3. Para aportar información sobre los métodos, la práctica y los usos de las medidas humanas. 4. Para experimentación e investigación antropométricas, y para obtener datos para la discusión estadística”. A pesar de que pasar por los aparatos de medida, diseñados en su mayoría por Galton costaba cuatro peniques, cerca de nueve mil personas lo hicieron. El análisis de sus datos llevó casi diez años. Las mediciones a menudo eran poco exactas y los aparatos fallaban muchas veces, pero el laboratorio se mantuvo en el South Kensington Museum más allá del tiempo de la exposición.
Pero Galton no se contentaría sólo con medir cuerpos. Quiere también medir sensaciones y fenómenos mentales, que siempre la atrajeron mucho. Inventa aparatos diversos, hace estudios y mediciones introspectivas, observando sus propias reacciones, por ejemplo su forma de hacer cálculos mentales y las imágenes que a él se asocian. Es muy importante para su doctrina eugénica poder medir este tipo de características, y más aún encontrar una relación medible entre rasgos físicos y carácter. Por eso desarrolla la técnica de los retratos compuestos para intentar hacer surgir de la superposición de fotografías de personas con las mismas características generales de salud, enfermedad, comportamiento, los rasgos comunes que permitieran definirlos como un “tipo”. Hubiera querido estudiar la población inglesa entera para poder clasificarla en “tipos” estrictos: el tipo del criminal o delincuente, el tipo del enfermo tuberculoso, el tipo del idiota, el tipo del pobre endémico, etc. Esta determinación de tipos, o razas dentro de la raza, permitiría controlar la reproducción de todos ellos y, evitándola, mejorar la raza, o al menos impedir que empeorara. Paralelamente se tendría que conseguir mejorar el nivel de natalidad de los “tipos” bien dotados, que solían corresponder a las clases elevadas, que eran justamente las que tenían un nivel de natalidad más bajo. Galton, preocupado por esta situación, realizó estudios intentando dilucidar las razones de tan negativo fenómeno. Mucho más adelante, cuando presente sus ideas ante la Sociedad Sociológica, alguien le dirá que, si las clases altas tienen menos hijos, es porque voluntariamente así lo quieren. Galton era muy ingenuo en ciertas cosas.

En su lucha por conseguir determinar esas tipologías sociales que tanto anhelaba, y por estudiar a fondo la raza inglesa, y ponerla a la altura de sus fines y deberes imperiales, intentará nuestro autor que se lleven registros antropométricos en los colegios, que se realicen historiales de las familias más eminentes, etc. Se entrevistará también con Bertillon, estudiando las medidas propuestas por éste para la identificación de criminales – verá que existe una correlación entre las medidas de antebrazo y pierna, que Bertillon pensaba utilizar – y trabajará intensamente en el estudio de las huellas dactilares, haciendo una clasificación que en gran parte se sigue utilizando hoy en día. Personalmente se sintió muy frustrado al ver que no podía encontrar patrones de huellas que respondiesen a esas tipologías que buscaba, y que de existir hubieran convertido en mucho más factible su doctrina eugénica.

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