4.2. La eliminación de los "defectuosos"

¿Qué clase de niño eres? Decía el cartel que, en los años 20, lucía en algunas escuelas estadounidenses. Más abajo, esta campaña, que incitaba a hacer deporte, decía: “Los niños reciben sus cualidades por la herencia. Si van a ser fuertes y grandiosos, deben tener buenos genes”

A principios del siglo XX, EE.UU. estaba en medio de un gran cambio demográfico con grandes olas de inmigrantes que llegaban de Europa. Ciertos sectores sociales sintieron que se trataba de una invasión bárbara y el biólogo Charles Davenport (haciéndose eco de las teorías sobre el control de la natalidad y la búsqueda de una raza superior del estadista Francis Galton y la enfermera Margaret Sanger) se ofreció a confirmar con pruebas científicas la idiotez, pereza y criminalidad hereditarias de las clases inferiores. Su metodología consistía en tests de inteligencia hechos con preguntas tendenciosas (cuestiones históricas de tiempos remotos o nombres de pila de personajes famosos en pueblos pequeños). Con esas pruebas, aseguró que el 70 por ciento de los nuevos inmigrantes eran tontos.
En 1880, el doctor B.W Richardson patentó en Inglaterra una “Cámara letal para la extinción indolora de animales”, especialmente usada para perros y gatos. El agente mortífero era un ácido gaseoso pariente del gas que después se utilizaría en las cámaras de Auschwitz. Tras emplearse en 1884 con animales, en ciertos círculos se llegó a hablar de que podía usarse para que la sociedad se librara de los criminales y los idiotas. El eugenista A.P.Tredgold explicó que “sería un procedimiento económico e indoloro”.
Pero el uso de cámaras letales para humanos nunca se consideró en serio en Gran Bretaña. Sin embargo, cuando esas ideas cruzaron el Atlántico, tocaron tierra en algunos círculos estadounidenses con una variación: ya no se trataba de potenciar a los inferiores, sino de permitir sólo la mezcla de los superiores.
Con fondos de la Fundación Rockefeller y del instituto Carnegie, el biólogo Charles Davenport reunió a un grupo de científicos dispuestos a validar la teoría de la eugenesia negativa, donde el Estado no debía permitir procrear a los inferiores. Para Davenport y sus investigadores, los seres inferiores eran personas con disfunciones congénitas y genéticas que podían ir desde la ceguera hasta el alcoholismo, pasando por la inmoralidad sexual hasta la pobreza. Aunque Davenport no estaba de acuerdo con las cámaras letales para humanos, sostenía que las personas “defectuosas” debían tener permiso para morir y que las intervenciones quirúrgicas no debían usarse para prolongar la vida de los “poco aptos”.
Su campaña hizo mella en algunos gobiernos estatales que legalizaron la esterilización involuntaria. Davenport usó los fondos para crear lo que llamó la Estación para la Evolución Experimental en 1904 y, en 1910, la ERO: Oficina de Archivos Eugenésicos en Long Island. Allí, los investigadores identificaban a individuos “defectuosos” y los médicos, sin permiso legal aún, comenzaron a castrar y esterilizar a los “débiles”. Lo siguiente fue la búsqueda de legislaciones para permitir la esterilización y otras políticas que iban desde la prohibición de casarse a las personas ciegas hasta la sanción de los matrimonios interraciales que querían procrear. Los editores de la revista de medicina New England Journal of Medicine se expresaron de la siguiente manera en 1934: “Alemania es quizás la nación más progresista a la hora de limitar la fecundidad de los incapacitados.
Apoyado económicamente por la Fundación Rockefeller y el instituto Carnegie, en 1910 Davenport fundó la Oficina de Archivos Eugenésicos (Eugenics Record Office, ERO), que se ocupó de recoger información sobre los pedigrís de distintas familias, para finalmente demostrar que sí, que los rasgos nobles y los defectuosos se transmitían de generación en generación, tras lo cual varios eugenistas empezaron a elaborar soluciones tales como la esterilización, la segregación racial o las restricciones a la inmigración.
Gracias a los informes de Harry Laughlin, colega de Davenport, que concluían que los genes americanos estaban siendo contaminados por una creciente masa de inmigrantes intelectual o moralmente reprobables, en 1924 se aprobó en USA el Acta de Restricción a la Inmigración, con la frase del presidente Coolidge “América seguirá siendo americana” por bandera, y se limitó el número de inmigrantes que entraban al país hasta el año 1965 en que se anuló la ley.

“El principio nazi de la superioridad nórdica fue instalado por primera vez en Long Island. Miles de estadounidenses fueron forzados a la esterilización, internados sin causas en instituciones de salud mental, se les prohibía casarse y a veces se disolvían sus matrimonios por orden de la burocracia estatal. Todo en nombre de una raza superior”. Edwin Black

La Sociedad Estadounidense de Eugenesia mantuvo su apoyo al programa de Hitler hasta que la Institución Carnegie lo retiró en 1944 cuando ya estaba claro que lo que Alemania había creado era lo que en Nuremberg llamaron “crímenes contra la humanidad y genocidio”.

Charles H. Davenport, un biólogo americano, empezó a usar las teorías de Mendel que explicaban de manera bastante fiable la herencia del color de ojos, por ejemplo, para aplicarlas a los principios eugenésicos, tratando de justificar de la misma manera la transferencia hereditaria de aspectos como la inteligencia o, en su caso, la vagancia, el alcoholismo o la criminalidad. Apoyado economicamente por la Fundación Rockefeller (que saldrá más veces a lo largo de este artículo) y el instituto Carnegie, en 1910 fundó la Oficina de Archivos Eugenésicos (Eugenics Record Office, ERO), que se ocupó de recoger información sobre los pedigríes de distintas familias, para finalmente demostrar que sí, que los rasgos nobles y los defectuosos se transmitían de generación en generación, tras lo cual varios eugenetistas empezaron a elaborar soluciones tales como la esterilización, la segregación racial o (y aqui llegamos al principal problema del que antes hablábamos) las restricciones a la inmigración. Claro que más tarde se supo que los métodos de investigación y análisis fueron un poco tendenciosos y poco fiables, ya que no es lo mismo hablar del color de ojos o del pelo que de la inteligencia o de la "criminalidad" de una persona, y si a eso sumamos que la información se obtenía a veces de segunda mano o de oídas, que los tests de inteligencia contenían preguntas sobre historia local a las que un inmigrante no tenía ninguna posibilidad de responder, y por último la situación social de la época, pues acabamos obteniendo un informe como el que entregó el psicólogo Henry H. Goddard, con unos resultados un poco escandalosos: el 83% de los Judíos, el 80% de los Húngaros, el 79% de los Italianos y el 87% de los Rusos encuestados eran "débiles mentales".

Todo esto era debido a que a principios del siglo XX llegaban enormes cantidades de inmigrantes europeos a Norteamérica y la eugenesia supuso una excusa perfecta (y "científica") para frenar esta "invasión bárbara", argumentando que la pureza genética nacional se debía mantener alejada de las razas inferiores, principalmente de los que venían del sur y del este de Europa. Gracias a los informes de Harry Laughlin, colega de Davenport, que concluían que los genes americanos estaban siendo contaminados por una creciente masa de inmigrantes intelectual o moralmente reprobables, en 1924 se aprobó en USA el Acta de Restricción a la Inmigración, con la frase del presidente Coolidge "América seguirá siendo americana" por bandera, y se limitó el número de inmigrantes que entraban al país hasta el año 1965 en que se anuló la ley.

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