4.5. Las políticas de inmigración

“América debe conservarse americana. Las leyes biológicas demuestran que los nórdicos se deterioran al mezclarse con otras razas”. Calvin Coolidge Presidente de EEUU (1923-1929)

La historia de los EE.UU. es una historia de olas sucesivas de inmigración. En la década de los 40 la hambruna de la papa destruyó la tierra de los irlandeses. Una cuarta parte de la población murió de enfermedad y hambre, y muchos escaparon a los EE.UU. Aquí vivieron al fondo de la escala social, laborando como trabajadores serviles y sirvientes domésticos, y viendo en condiciones escuálidas. La población nativa los miraba con desprecio, y los consideraba menos limpios e higiénicos. Aun más, los irlandeses como los hispanos de hoy, fueron acusados de robarles el trabajo a los Norteamericanos. Este miedo y resentimiento llevó al famoso aviso puesto a menudo en las vitrinas de las tiendas: (“No Irish Need Apply”.) “No se emplea a los irlandeses”. El aviso era tan común que se abreviaba frecuentemente como “NINA”.
Otro grupo que llegó fueron los alemanes escapando de la inestabilidad política en su país. Al respecto Benjamín Franklin escribió lo siguiente:

“¿Por qué debemos sufrir a los del rústicos del Palatinado (alemanes) que llegan en enjambres a nuestra villas, y por juntarse en manadas establecen su idioma y sus maneras a la exclusión de las nuestras? ¿Por qué Pennsylvania, fundada por los ingleses, se debe convertir en una colonia de extranjeros, que rápidamente serán tan numerosos que nos germanizarán a nosotros en vez de que nosotros los anglifiquemos, y nunca adoptarán nuestro lenguaje y costumbres, nada más de que ellos puedan adquirir nuestra tez” Benjamín Franklin 1751 “Observaciones Concernientes al incremento de la Humanidad”.

En 1849 se formó en los Estados Unidos la Orden de la Star-Spangled Banner; sus metas incluían restricciones rígidas de inmigración y de deportación de “pordioseros”. Esta animosidad hacia los inmigrantes a menudo explotaba en violencia. Los irlandeses y los alemanes a menudo eran ultrajados por su catolicismo romano, y en 1834 un convento católico cerca de Boston fue quemado por una muchedumbre, seguido por ataques subsiguientes a las escuelas católicas e iglesias. En 1844, un motín de varios días en Filadelfia dejó trece ciudadanos muertos y cincuenta heridos. La violencia contra los católicos en la Coste Este era tan común que las compañías de seguros prácticamente rehusaban asegurarlos.
A principios del siglo XX, los recién llegados vienen del Sur y del Este de Europa. Italianos, polacos, judíos del Este de Europa, húngaros, albaneses, rumanos y lituanos entre otros.
Para principios del siglo XX estos prejuicios se habían desarrollado en una disparidad difundida y sofisticada sobre disparidades étnicas. La liga de Restricción de Inmigraciones, formada en el siglo XIX por graduados de Harvard, proclamaba la superioridad de la raza anglo-sajona o aria. Un fundador, Prescott F. May, preguntó retóricamente si los EE.UU sería habitada por una estirpe de británicos, alemanes y escandinavos, históricamente libres, enérgicos, progresistas, o por razas de eslavos, latinos y asiáticos (refiriéndose a los judíos), históricamente oprimidos, atávidos y estancados.
Estos movimientos anti-inmigrantes del siglo XX fueron eventualmente exitosos. En 1921, el gobierno pasó un Acto de Cuota de Emergencia, decretando que cada año, los EE.UU. aceptarían un número de inmigrantes de cualquier país igual al 3% del número que estuviera viviendo en los Estados Unidos en 1910. Esta ley fue rápidamente enmendada con el Acto de Cuota de Inmigración de 1924, que permitía un número igual al 2% de aquellos que viviesen en 1890. (un tiempo cuando pocos Europeos del Sur y del Este habían llegado). La nación tuvo éxito en guardarse de la inmigración de los nuevos Europeos “indeseables”.
Varios autores, notablemente Stephen Jay Gould, han afirmado repetidamente que las restricciones sobre la inmigración, aprobadas en los Estados Unidos durante los años 1920 (y derogadas en 1965) estuvieron motivadas por las metas de la eugenesia, en particular por el deseo de excluir a las razas consideradas inferiores del acervo genético nacional. Durante el comienzo del siglo XX, los Estados Unidos y Canadá empezaron a recibir un número muy superior de inmigrantes del sur y el este de Europa. Eugenecistas influyentes como Lothrop Stoddard y Harry Laughlin (quien fue designado como testigo experto por el Comité del Congreso para Inmigración y Naturalización en 1920) presentaban el argumento de que estas eran razas inferiores que contaminarían el acervo genético nacional si su número no se restringía. Se ha argumentado que esto movió a Canadá y los Estados Unidos a aprobar leyes que creaban una jerarquía de nacionalidades, clasificándolas desde los más deseables anglosajones y nórdicos hasta los inmigrantes chinos y japoneses, que a quienes casi se prohibió completamente entrar al país. Sin embargo, varias personas, incluyendo a Franz Samelson, Mark Snyderman y Richard Herrnstein, han argumentado que, basándose en el examen de los registros de los debates del Congreso sobre política de inmigración, no se dio virtualmente consideración alguna a estos factores. Según estos autores, las restricciones fueron primordialmente motivadas por el deseo de mantener la integridad cultural del país frente al fuerte influjo de los extranjeros. Esta interpretación, sin embargo, no es aceptada por la mayoría de los historiadores de la eugenesia.

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