5. La eugenesia en Europa

“Así como el gobierno tiene derecho a exigirles a los asalariados parte de su salario, o sea, impuestos, de la misma manera tiene derecho a quitarle al gobernado la fertilidad por medio de la esterilización”. Magistrado Oliver Wendel Homes

“Debemos aceptar la esterilización cuando la libertad del individuo es perjudicial para el bien común, especialmente cuando esta libertad producirá un sufrimiento inconmensurable en las futuras generaciones”
K.K. Streincle. Diputado socialista danés.


Muchos países occidentales adoptaron algunas leyes eugenésicas. En julio de 1933 Alemania aprobó una ley que permitía la esterilización involuntaria de «borrachos, criminales sexuales y lunáticos hereditarios e incurables, y de aquellos que padezcan una enfermedad incurable que pudiera transmitirse a su descendencia». Canadá llevó a cabo miles de esterilizaciones forzosas hasta los años 1970. Muchos First Nations (nativos canadienses), así como inmigrantes del este de Europa, fueron objeto de este programa que identificaba como genéticamente inferiores a las minorías raciales y étnicas. Suecia esterilizó por la fuerza a 62.000 personas, principalmente enfermos mentales en las últimas décadas, pero también minorías étnicas y raciales al principio, como parte de un programa eugenésico que duró 40 años. Como fue el caso de otros programas, se creía que la etnia y la raza tenían relación con la salud mental y física. Aunque el programa no era del agrado de muchos suecos, los políticos normalmente lo apoyaban, más como un medio de mejorar la salud social que como la medida de proteccionismo racial que en realidad era. (El gobierno sueco ha indemnizado posteriormente a los afectados.) Aparte de los programas a gran escala de los Estados Unidos, otros países como Australia, el Reino Unido, Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Islandia y Suiza llevaron a cabo programas de esterilización de personas declaradas deficientes mentales por el estado. Singapur practicó una forma limitada de eugenesia positiva que incluía la promoción del matrimonio entre graduados universitarios con la esperanza de que engendrarían mejores hijos.

Nunca Charles Darwin pensó que su teoría sobre la selección natural de las especies animales fuera a tener tan fervientes adeptos, y mucho menos que semejante teoría inspirase la práctica eugenésica entre los seres humanos: una selección de seres humanos obrada indiscriminadamente por los más fuertes sobre los más débiles.
La esterilización involuntaria de inspiración eugenésica, para lograr una sociedad más “humana” para unos cuantos, despoja a la persona de parte de su sexualidad, es decir, paradójicamente, de parte de su “humanidad”; sexualidad que, no lo olvidemos, no es un simple añadido, sino un componente esencial de la persona. Y habría que preguntarse si es posible humanizar una sociedad mediante métodos esencialmente “inhumanos”; es decir métodos que expolian a parte de la sociedad de una propiedad ahora sí “privada”, irrumpiendo brutalmente en sus cuerpos sin su consentimiento.
Wilhelm Schallmayer, sin haber conocido la obra de Galton, desarrolló poco después ideas parecidas en su estudio De la degeneración corporal que amenaza a la humanidad civilizada (1891), incorporando tópicos del darwinismo a la sociedad de los hombres. Puede decirse que ambos compartían un clima intelectual que afligía a Europa desde 1850 con un diagnóstico oscuro en el que se mezclaban el descontento y la noción de decadencia o degeneración física y moral. El eugenismo moderno combinó de modo especial esta premisa con el paradigma de la evolución de las especies y de la selección natural y, poco después, con los incipientes desarrollos en el campo de la genética -no transmisibilidad de los caracteres adquiridos, teoría de la herencia de A. Weissmann, más adelante los trabajos de J.G. Mendel, etc-, esa amalgama ganó consistencia y prestigio científico. El programa del movimiento reconocía dos orientaciones: por un lado el eugenismo positivo intentaba favorecer la reproducción de las personas juzgadas valiosas haciendo promoción y prevención de la salud, desterrando el consumo de alcohol, enseñando puericultura a las madres jóvenes y sosteniendo con ayudas (no sólo económicas) a familias sanas que deseaban tener más hijos para así remediar las bajas tasas de natalidad. Por otro lado el eugenismo negativo tendía a desalentar, limitar, prevenir o prohibir la reproducción de aquellos individuos reconocidos como "indeseables" mediante esterilizaciones, impedimentos para consumar uniones interraciales, denegación de las autorizaciones médicas de casamiento, etc; en el convencimiento de que las costumbres de la sociedad urbana de entonces y la medicina del momento estaban empeñadas en permitirles sobrevivir a los más inaptos, es decir sociedad y medicina científica estaban embarcadas en una dirección anti-darwiniana que comprometía el patrimonio genético humano y el futuro inmediato de las naciones.
La mayoría de los genetistas, antropólogos físicos y biólogos reconocidos estaban enrolados en esta nueva causa cuando se llevó adelante el I Congreso Internacional de Eugenesia organizado en Londres por la Sociedad de Eugenesia en 1911. Podría asegurarse que todos ellos asistieron al II Congreso Internacional de Eugenismo celebrado en New York durante 1921 y que, en mayor o menor medida y sin distinción de bandería política ni de religión, se encontraban ya participando en sociedades secretas o públicas pro-eugenismo, cátedras e institutos de investigación muy cercanos a los niveles máximos de decisión en sus respectivos países. Los profesionales empeñados en aumentar la natalidad de los mejores y limitar la reproducción de los indeseables formularon un argumento de gran interés para los gobiernos: los costos sociales y económicos que suponía la atención de aquellos que padecían enfermedades hereditarias o mentales, de los alcohólicos irredimibles y de los criminales, eran altísimos. Con las crisis económicas del primer tercio del siglo XX y las heridas aún abiertas de la Primera Gran Guerra desoír ese vaticinio era ir en contra de la ciencia oficial -a la postre positivista- y ser miope en términos políticos. Por eso especialmente en la década 1928-1938 los más eminentes científicos colaboraron con sus respectivos gobiernos para formular legislación de avanzada en materia de eugenesia. Así ocurrió en un cantón de Suiza durante 1928, en Dinamarca (1929, 1935, 1939 y 1956), Suecia (1922 -año en el que se fundó el Instituto de Estado para la Biología Racial-, 1931 y 1935), Alemania (1933) y, tras ella, siguiendo su ejemplo, Noruega (1915 y modificatoria de 1934, en donde el Parlamento desestimó el uso de la coacción), Finlandia e Islandia (1938), una provincia del Canadá en 1921, USA (en cerca de treinta Estados durante el período comprendido entre 1907 y 1936 para perseguir a los débiles mentales congénitos, a los trastornados mentales y epilépticos, a enfermos de carácter genético y criminales reincidentes)...

  ©Template by Dicas Blogger.